Jueves, 25 Abril 2024

Editoriales

Santa María Magdalena en San Martín

Santa María Magdalena en San Martín

Gran santa que conoció personalmente a Jesús, conocida como La Discípula Fidelísima, es santa María Magdalena, quien en Francia, Italia, España y prácticamente en todo Europa goza de una gran devoción, pues no hay ciudad ni poblado en donde no se le haya erigido una basílica, una iglesia o alguna capilla. En México, lamentablemente no es así.

En efecto, en México a santa María Magdalena se le conoce poco, y lo poco que de ella se conoce surge de deleznables leyendas que parecen gozarse en calumniar su personalidad. Son pocas, muy pocas las iglesias que en el territorio mexicano han sido edificadas en memoria suya, una ausencia que ha provocado que prácticamente no reciba culto en México y que el día 22 de julio de cada año pase inadvertida su memoria litúrgica.

Por ventura, en la localidad poblana de San Martín Texmelucan se localiza, desde 1661 un bellísimo convento que fue erigido bajo el patronazgo de santa María Magdalena, san Francisco de Asís y la Inmaculada Concepción de María, actualmente habitado y atendido por frailes franciscanos, aunque sus fundadores fueron los frailes Dieguinos de la orden de San Diego, que tuvo sus orígenes en las reformas promovidas por San Pedro de Alcántara bajo la advocación de San Diego de Alcalá, rama de la Tercera Orden  franciscana, cuyos primeros frailes llegaron a Nueva España en 1576 con el propósito de formar misioneros para Filipinas.

Este convento, dedicado a María Magdalena, honra su memoria ya desde la fachada de la iglesia que, decorada en mampostería, sobre el portal de acceso enmarcado por cantera presenta un nicho que contiene la escultura de Magdalena bajo la ventana del coro. En lugar de torres, una espadaña hace repicar sus cinco campanas.

Al interior, la iglesia es de planta de una sola nave, decorada con estuco y piedra aparente, sin crucero central aunque con una cúpula y otra más en la capilla lateral. El techo es de arquería y está conformado por bóvedas de pañuelo. El retablo principal presenta, en la parte superior a la Santísima Trinidad con la Virgen Inmaculada, a Cristo crucificado, y al centro una hermosa escultura en madera de santa María Magdalena entre san Francisco y santo Domingo. A ambos lados del presbiterio, dos grandes lienzos ilustran momentos de la vida de san Francisco.

La nave de la iglesia presenta varios retablos y altares laterales, todos de estilo barroco. La mayor parte de las pinturas son obra de Pedro Rafael Salazar; otras, de Juan de Villalobos; y una de ellas, en la capilla lateral, de Esteban Murillo, capilla que, dedicada hoy al Santísimo Sacramento, originalmente fue la capilla de la Tercera Orden.

El órgano, de finales del siglo XVIII, es de una particular belleza por la talla en madera de su caja decorada con sirenas y ángeles, y sostenida por cinco titanes bajo su balaustrada.

El claustro del convento, cuadrangular y de doble arcada, ofrece un ambiente de paz, que con su fuente revestida de talavera poblana, y rodeado por buganvilias, invita al silencio.

Algunas tradiciones refieren que María Magdalena fue vecina de la ciudad de Magdala, en Galilea, razón de su apelativo gentilicio Magdalena; que era hermana de Lázaro, a quien Jesús milagrosamente revivificó al cabo de cuatro días de haber muerto; y que de joven fue secuestrada y vendida en el mercado de esclavos donde la compró un oficial romano que luego de algunos años le concedió la libertad. De vuelta a casa para reunirse con sus hermanos Lázaro y Marta, en la ciudad de Betania, fue rechazada por los vecinos que la consideraron mujer impura. Al paso de los años conoció a Jesús, se hizo discípula suya y pudo regresar a casa donde residió con sus hermanos.

Los evangelios refieren que el Señor expulsó de ella a siete demonios, que atendió a Jesús y a los discípulos, que permaneció firme junto a la Cruz cuando Jesús murió y que fue la primera en recibir el anuncio de la Resurrección.

Una antigua tradición sostiene que partió a Provenza (hoy Francia) junto con sus hermanos Lázaro y Marta en compañía de Saqueo, donde juntos evangelizaron la región francesa, y que poco antes de su muerte fue trasladada milagrosamente a la capilla de san Maximino, en Borgoña, donde murió y fue sepultada por el mismo san Maximino. Actualmente, sus restos-reliquia se veneran en el mismo sitio, el convento dominico de Saint-Maximin.

En México, al peregrinar al convento en San Martin Texmelucan es posible recordar a esta gran santa y pedirle que nos despierte por el Señor un amor tan grande como el que ella tuvo por él.