Jueves, 16 Mayo 2024

Editoriales

Astana o Nursultán, Kazajistán

Astana o Nursultán, Kazajistán

Desde el ingreso al “Palacio de Paz y Reconciliación”, un edificio en forma de pirámide de concreto, acero, granito y cristal, de 62 metros de altura, se percibe la extraña sensación de que fue edificado para ser sede de algún acontecimiento que se verá cumplido en un futuro no distante.

El gran lobby es totalmente negro, y el auditorio, de 1,500 asientos, es totalmente rojo. Las escaleras del lobby, que son varias, están conformadas por trece escalones en cada uno de sus tramos.

La cúspide de cristal alberga el sitio más significativo del edificio, una enorme mesa redonda con un gran espacio abierto al centro que comunica la luz que entra desde el vértice y que llega a los niveles medios de la pirámide, como si se hubiese planeado que los personajes que allí se reúnen, iluminados por el sol, con sus decisiones iluminarán a los niveles inferiores. El acceso a la cúspide es mediante escaleras, todas también de trece peldaños en cada uno de sus tramos.

Este edificio se encuentra en Kazajistán, una república de Asia Central que comparte fronteras con Kirguistán, Uzbekistán, Turkmenistán, Rusia y China. Es el noveno país más grande del mundo, se declaró independiente de la Unión Soviética en 1991 y quien fue su líder durante la dictadura soviética como secretario general del Partido Comunista, pasó a ser también su presidente, Nursultán Nazarbáyev, quien, aunque se nombra a sí mismo “Primer Presidente de la Democracia” ha sido un Dictador. La pirámide se edificó en Astana, una ciudad totalmente nueva que no existía antes de 1997, cuando la capital dejó de ser Almati para trasladarse a Astana, la nueva capital con nuevo nombre y totalmente nueva en su trazo, avenidas y edificios.

¿Quiénes se reúnen en la pirámide? ¿Por qué y para qué? El antecedente proviene de septiembre de 2003 cuando Kazajistán fue sede del Congreso de Dirigentes de Religiones Mundiales y Tradicionales. Tras el evento, el gobierno kazajo decidió que se repitiera el congreso cada tres años y para ello edificó la pirámide a manera de sede permanente de encuentro de las religiones del mundo bajo el argumento de “llegar a la comprensión religiosa, renunciar a la violencia y promover la fe y la igualdad.” Sin embargo, todo evidencia la intención de unificar las religiones en una única religión mundial, cosa que implicaría la eliminación de los rituales de cada una de ellas, la descristianización del cristianismo, en su caso, y la supresión de la sagrada Eucaristía en la Iglesia Católica.

¿Cuándo nos hemos enterado del contenido de las reuniones que allí tienen lugar desde 2003? ¿Cuándo hemos conocido alguna declaración emanada de ese “Congreso de Dirigentes de Religiones Mundiales y Tradicionales” y de ese “Palacio de Paz y Reconciliación”? ¿Cuándo hemos visto algún logro en el respeto a la Libertad Religiosa o en el cese de la persecución religiosa? Nunca, nada.

¿Sabemos de la existencia de un líder elegido de entre estos “dirigentes”? No. Entonces, es de esperarse que la mesa esté puesta para un líder que llegará a ocupar su “sede” tras manifestarse con gran poder, constituirse en dirigente mundial de varias naciones y en líder espiritual de esa única religión desacralizada. A este líder, en las profecías bíblicas se le llama “Impío”, “Hombre sin ley”, “Bestia” y, en las epístolas de san Juan, de la manera más conocida: “Anticristo”.

La pirámide alberga también el Centro de Investigaciones de las Religiones del Mundo y la Biblioteca de Literatura Espiritual Religiosa. El arquitecto, Norman Foster, asegura que el edificio no tiene símbolos religiosos reconocibles “para permitir la reunificación armoniosa de las confesiones”, pero lo cierto es que esta pirámide es un templo de culto al sol, la deidad del ocultismo.

La ciudad de Astana es abundante en simbología masónico-iluminista, con edificios y monumentos inexplicables en su uso y destino, como el desproporcionadamente monumental palacio presidencial de mármol blanco. Todo indica que esta ciudad fue trazada, construida y establecida allí en medio del desierto del Asia Central para ser la sede de un líder mundial espiritual y, por ende, sede del gobierno mundial. Lo que impacta hoy es ver lo avanzado del plan iluminista, la inminencia del establecimiento del Nuevo Orden Mundial y la proximidad del Anticristo.

El nombre de Astana, que significa en kazajo “Ciudad capital”, por su extraordinaria originalidad cae en la obviedad, cuando su auténtico significado, encriptado y ocultista, se obtiene al invertir las dos primeras letras: Satana. En marzo de 2019, tras la renuncia del presidente Nazarbáyev, a la ciudad se le cambió el nombre por el del presidente saliente y desde entonces se le llama ciudad de Nursultán.